jueves, 31 de enero de 2008

Inverosímil. Natural.

Entre mi colchoneta y la tabla de la cama, había encontrado, en efecto, un viejo pedazo de periódico casi pegado a la tela, amarillento y transparente. Relataba un suceso cuyo comienzo faltaba, pero que debía de haber acontecido en Checoslovaquia. Un hombre había salido de una aldea checa para hacer fortuna. Al cabo de veinticinco años, había regresado, rico, con una mujer y un niño. Su madre regentaba un hotel con su hermana en la aldea natal. Para darles una sorpresa, dejó a su mujer y a su hijo en otro alojamiento y fue al hotel de su madre, que no lo reconoció cuando entró. Por broma, tomó una habitación. Había dejado ver su dinero. Durante la noche, su madre y su hermana lo asesinaron a martillazos para robarle y arrojaron su cuerpo al río. Por la mañana vino la mujer y reveló si darse cuenta la identidad del viajero. La madre se ahorcó. La hermana se arrojó a un pozo. Debí leer esta historia miles de veces. Por una parte, era inverosímil. Por otra, era natural. Me parecía, de todos modos, que el viajero lo había merecido un poco y que nunca se debe jugar.

El extranjero (Albert Camus)

miércoles, 30 de enero de 2008

L'origine du monde


















L'origine du monde (1866), Gustave Courbet.
Perturbador. Inquietante. ¿Comprensible? Si. Como el origen del mundo.

martes, 29 de enero de 2008

Hegemonía

“Es cierto, se decía Montaigne, que aquellos indígenas [de las Amazonas] son caníbales, pero ¿no es peor que comerse a sus semejantes el esclavizar y consumir, como lo hace el europeo, a las nueve décimas partes de la humanidad?"


Progreso: je-je, permitid que me ría. Yo no lo veo por ningún lado. Más bien diría: ¡Regreso! Ah... la evolución de la humanidad. Cuentos chinos. ¿Qué mierda de evolución es esta? Joder, preferiría ser un mono. No sé si las vacas serán más felices o no -probablemente no sepan lo que es la felicidad- Pero al menos saben lo que hacer con su vida: comer, dormir, follar. Así de simple.

¿De que puñetas nos sirve razonar, si cada uno razona a su bola? Religiones, morales, éticas varias... ¡Defender nuestra moral! Que es mejor que la tuya. Espera, déjame sacar el fusil que te lo demuestro.

¡Argh! Amarga vida. Poder ver pa quedar flipando, poder oír pa no dar crédito, poder tocar pa estremecerse, poder oler pa respigarse y poder saborear pa cuando la mierda te llegue al cuello. Sólo nos faltaba ver muertos.

Antaño Roma, ayer Europa, hoy EEUU. ¿Quién será el siguiente?




"La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona."

domingo, 27 de enero de 2008

Ideas que se venden

Libertad

Perdona, ¿qué?

Igualdad

Pero…

Fraternidad

¿De qué estás hablando?

Ernesto “Ché” Guevara

¿Un pin, una camiseta, una gorra, una pegatina?

Socialismo

Emm.. esto.. ¿no querrás decir socialdemocracia?

Progreso

¿Capital?

Comunismo

¿Stalin?

Hoz y martillo

Telón de acero, muro de Berlín.

Leninismo

¿Pre-estalinismo?

Democracia

¡Capitalismo!

Ecologismo

¿No se habían reunido en Kyoto?

Educación

¿Ambición, competencia, envidia, obligación?

Marxismo

Qué grande Groucho Marx…


Vende una idea y perderá todo su valor.

jueves, 24 de enero de 2008

Cuestión de cantidades...

¿Cuántas personas estarán haciendo un acto desinteresado en este momento? ¿Cuántas personas estarán viviendo como desean en este momento? ¿Cuántas personas estarán pensando en algo que no sea ellas mismas en este momento? ¿Cuántas personas estarán buscando una solución al conflicto israelí-palestino en este momento? ¿Cuántas personas estarán reconociendo que se equivocaron en este momento? ¿Cuántas personas estarán aprendiendo en este momento? ¿Cuántas personas estarán sin preocupaciones en este momento? ¿Cuántas personas estarán tranquilas por tener su futuro garantizado en este momento? ¿Cuántas personas estarán ayudando a hacer del mundo algo de provecho en este momento?

POCAS.

¿Cuántas personas se estarán muriendo de hambre en este momento? ¿Cuántas personas estarán llenas de rabia en este momento? ¿Cuántas personas estarán llorando la pérdida de un ser querido en este momento? ¿Cuántas personas estarán pensando como sobrevivir al día de hoy en este momento? ¿Cuántas personas estarán deseando gritar en este momento? ¿Cuántas personas estarán empuñando un arma en este momento? ¿Cuántas personas estarán matando las horas delante de la caja tonta en este momento? ¿Cuántas personas estarán discriminando a alguien en este momento? ¿Cuántas personas estarán haciendo del mundo un lugar horrible (más si cabe) en este momento?

DEMASIADAS.

miércoles, 23 de enero de 2008

La sombra del ex-presidente es alargada

Aznar + IV Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo + Agencia EFE = Noticia. 

José María Aznar cerró la última mesa redonda del Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo en medio de la expectación y de una gran asistencia. El ex presidente, que acudió en calidad de ponente y de víctima de ETA, criticó la ausencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En la cita Aznar declaró: "a mi me gustaría que hoy aquí hubiesen venido algunas personas que tenían que estar y no están".

"Algunas personas -prosiguió- a las que probablemente les sobra arrogancia y les falta coraje, les sobra sectarismo y les falta talento, pero hoy, si hubiesen venido, de aquí se hubiesen llevado la mas importante lección moral que se puede escuchar por toda España", afirmó.

El anterior jefe del Ejecutivo se preguntó, entre los asistentes e invitados -entre los que se encotraban Maria del Mar Blanco y la liberada por las FARC, Clara Rojas-, qué pensarían los ciudadanos de otros países si un candidato a la presidencia del Gobierno hubiera reconocido que "había engañado a ese país".

A su juicio, se abriría un 'inmenso' debate sobre esa persona, algo que en España, según ha dicho, no se ha producido, y que le 'asombra'.

Ha pedido a los españoles que piensen "muy bien" a quién van a votar en las próximas elecciones, por si lo van a hacer "en quien ha reconocido que en algo tan vital como es la negociación con los terroristas... ha engañado a todos los españoles".

¿Periodismo?

El periodismo es la respuesta que da la sociedad a su necesidad intrínseca de información. Es, a su vez, garante de la democracia, siendo necesaria para su desarrollo la libertad de prensa. En principio defiende el sistema capitalista, cuya base social radica en la libre transmisión de los mensajes, sin importar el contenido del mismo.

Por tanto, pregunto lo siguiente: ¿Acaso no podría hacerse periodismo en otro sistema que no fuese el democrático? Y, por extensión, ¿podríamos concebir la libertad en un sistema que no garantice la libre circulación de mensajes?

Ambas preguntas son de difícil solución. Sin embargo, existe una cosa que me intriga aún más. ¿Por qué estudio periodismo? Si en definitiva se trata de la mejor herramienta con que cuenta el sistema para mantenerse, junto con el consumo y la educación deficiente.

Y ya, como última e inevitable pregunta existencial: ¿existe alguna manera de utilizar el periodismo como revulsivo contra el sistema?

Quizá lo más fácil fuera no plantearse tales preguntas, o simplemente aceptar que las cosas son como son y no pueden cambiar. Pero a mi eso me resulta imposible. No puedo dejar de pensar en ello. Cada minuto que pasa; cuanto más estudio y me sumerjo en este mundo.

Que la sociedad necesita información es cierto, pero, ¿qué tipo de información? Hoy en día la cosa está complicada. La prensa rosa campa a sus anchas, contaminando incluso a la prensa “seria”. En una sociedad ignorante, las noticias de sucesos contentan a bastante población. Cómo decirlo. Un remix cutre y mugriento del pan y toros de los siglos pasados. Por ejemplo, durante las dictaduras de Salazar, Franco, Hitler, Mussolini… la gran mayoría de los periódicos continuó editándose, aunque siempre bajo la censura y con informaciones light y totalmente destiladas.

¿Qué es más significativo? Que exista la censura previa y se condene abiertamente cierta ideología, o que la supuesta libertad se cobije bajo el escudo protector de la libre circulación de mensajes, y por tanto, libertad de prensa. Ambos sistemas son totalmente embaucadores. El primero, por zafio y bruto, podría llevarnos incluso hacia cierta compasión por los sistemas que lo mantienen. El segundo, mucho más sutil y dañino por su apariencia libertaria, se da en la inmensa mayoría de países desarrollados.

¿Libertad de prensa? Y una mierda. No existe libertad cuando los periodistas se ven obligados a hipotecarla frente a los grandes grupos mediáticos que controlan la información. ¿Cómo puede haber libertad si trabajo para un medio privado, con unos intereses económicos particulares –no altruistas, recordemos-? Al aceptar el contrato de un medio de comunicación estoy entregando mi supuesta libertad como ciudadano de decir lo que me venga en gana. Es impensable que un periódico publique determinadas informaciones que perjudiquen los intereses económicos de su grupo editor, o incluso, yéndonos al extremo, del sistema en el que vive, o, más bien, hace negocio.

Teniendo esto en cuenta, ¿existe alguna solución para que los periodistas podamos ejercer nuestra labor, que es informar a la gente con el objetivo de ofrecer la mayor objetividad y veracidad posible sobre los hechos noticiosos?

Se presentan dos vías posibles de actuación. En primer lugar, la elaboración de asociaciones de periodistas que por sus propios medios trabajen las fuentes y proporcionen información a una gran agencia de información estatal; y por otro, que el Estado gestione directamente a los periodistas como funcionarios trabajando en una corporación pública, y que éstos libremente se asocien para crear conjuntos de opinión agrupados en periódicos, radios, televisiones y publicaciones multimedia.


Será una idea ingenua posiblemente, pero llevo algún tiempo rumiándolo y por fin me he decidido a plasmarlo en papel (electrónico). Quedan demasiadas preguntas sin respuesta. Demasiados hilos colgando. En fin, quedan tantas cosas por pensar…

lunes, 21 de enero de 2008

Reflexiones inciertas. La ignorancia

-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.

A. Machado


(Conversación real, oída de pasada):


- ¿Cómo puedo llegar a X (no recuerdo el lugar)?

- ¿Ves la primera calle a la izquierda? Pues esa no. La siguiente. Tiras todo recto… bla, bla, bla…



Nuestro pan de cada día. De esta guisa le explica una tendera getafeña a un desconcertado inmigrante cómo llegar a vete tú a saber qué sitio. ¿A dónde queremos llegar, señores míos?

Ya no sé a qué atenerme cuando voy por la calle. ¿Ves la sabiduría popular? Pues esa no. La idiotez y mezquindad te asaltan por la espalda al menor descuido. Hay que tener cuidado para saber esquivarlas a tiempo.

Desde luego, yo no sé si es que la educación capitalista funciona excepcionalmente bien y somos todos más burros que los araos o qué coño pasa aquí. De verdad. Darse una vuelta un fin de semana por ahí puede dejarte secuelas psicológicas para toda la vida. De una forma u otra, todos los grupos sociales, ya sean ricos, pobres, clases medias, jóvenes, viejos, adultos, universitarios, graduados en FP, graduados en la calle, pokeros, heavies, punkies, hippies, pijos, mods……… tienen algo en común. El grado de intoxicación sistémica es abrumadoramente elevado.

¿Intoxicación sistémica? Cómo te lo explicaría. ¿Ves el sentido común? Pues ese no.

domingo, 20 de enero de 2008

Zongo I


- No es mi culpa ser como soy, Dios me hizo así.
- ¿No era que no creías en Dios?
- Me refiero a Zongo.
- Zongo es una invención.

Fue entonces cuando descubrí que era el momento de promulgar la palabra de Zongo.

Zongo no es nada y lo es todo, omnipresente e invisible. Te ayuda en los malos momentos, velando por tu seguridad; te acompaña en los buenos momentos, compartiendo tu felicidad.

Zongo no te encarcela bajo mandamientos normativos, ya conoces su mensaje. Conócete a ti mismo para actuar con claridad y quitarte las oscuras gafas que corrompen la realidad.

Zongo nunca te abandona, siempre está contigo. Ofrece amor y abandona el odio, sólo así darás el primer paso para aventurarte en el laberinto espiritual de esta sabiduría ancestral.

Cree en Zongo, siente a Zongo

viernes, 18 de enero de 2008

Crisis del PP

Orden de los sucesos de la cisis del PP. Visto en escolar.net:




¿Esperanza?

Quizá la esperanza radique en que no nos quede ninguna esperanza. De esta forma, actuaríamos, porque nada tenemos que perder. De alguna forma el sistema vive de que alberguemos alguna esperanza de cambio, aunque como dice George Orwell en 1984, está claro que las cosas no van a cambiar. De todas formas O’Brien si que podría ser en verdad un revolucionario y aquí está el quid de la cuestión: Cuando afirma “Las normas del Partido, su dominio es para siempre. Debes partir de este punto en todos tus pensamientos” nos está dando una pista de la verdadera forma de actuación.

Es lógico que debamos partir de la concepción imbatible del sistema actual. Si aún conservamos alguna esperanza de éxito, el sistema la tomará para sí y pasará a ser un elemento estabilizador más. Este es el gran logro del sistema, valerse de la multiplicidad de mensajes para fortalecerse. El truco no está en el contenido, sino en la libre circulación. Permite a alguien expresarse y lo que diga no tendrá valor alguno. Censúralo, y se convertirá en un mártir, en un líder de opinión, en alguien a quien temer.

“La esperanza es lo último que se pierde” ¿Y si no? ¿Qué refrán con mayor carga tradicionalista que este? ¿Por qué un nihilista debe aceptar esta convención? ¿Y si le diéramos una vuelta mas de tuerca, y perdiéramos la esperanza antes de actuar? Quizá de esta forma o bien no logremos nada, o bien logremos desengancharnos por un momento del sistema y actuar sin tapujos y “tomar las riendas” como dice Nietzsche… para de esa forma transformar, y crear algo nuevo a partir de la negación de lo anterior.

Lo que pasa es que la cosa está complicada. Al ser una población brutal de personas, seis mil millones, es absolutamente necesario rebotar el mensaje a la mayor parte de gente posible, sin embargo, existen varios obstáculos. El lingüístico, el cultural, y por último, el más difícil de saltar: entramos directamente de nuevo en la línea de la libre expresión y por tanto aseguramos la continuidad del sistema.

Aplicando la “duda metódica” de Descartes, podemos llegar a dudar incluso del papel de los libros en la actualidad. Una editora de un libro de Marx, de Nietzsche… está dentro del sistema. ¿No estará la literatura contaminada también? ¿Y si ni si quiera podemos fiarnos de los libros? Nada seria capaz de sorprenderme si dudo de todo. Quizá en la libertad de expresión podamos encontrar materiales que nos ayuden a prepararnos, pero ¿estamos favoreciendo al sistema? ¿No estaremos en realidad formando parte de él? ¿Qué debemos hacer entonces? Filosofar sin material teórico, ya que el pasado esta controlado por el poder.

Si la base del poder es el control del pasado, ¿no deberíamos dirigirnos hacia el? ¿O acaso eso es lo que espera? En todo caso yo creo que sería importante realizar todo esto sin esperanza en llegar a algún fin concreto. Ese es el truco. Como este texto, que seguramente no me lleve a ninguna parte pero que es capaz de abrir mi mente por espacios antes insospechados.

¡¡Sencillo!! Abrir la mente sin querer, sin que nos demos cuenta. Pero claro, eso en sociedades mínimamente civilizadas… O no… Dios, no sé, no sé, no sé, no sé…………. nosenosenosenosenosenosenosenosenosenosenosenosenoseeeeeeee. DUDO

Dudo de todo ya, ¿me estoy volviendo loco, o estoy viendo la jodida realidad?

jueves, 17 de enero de 2008

¿Te gusta conducir?

Esa gente da asco. Esa gente no merece lo que tiene, no merece la felicidad…de todas formas, no la tienen, ni nunca la tendrán. El hijoputa del Mercedes, el mamonzazo del BMW y la pija descerebrada del Audi. Creo que cuando compras uno de esos coches de lujo te dan un manual de circulación propio, en exclusiva para gente podrida de dinero, creo que, además, te dan un manual de cómo ser el más gilipollas en la carretera…ninguno se lo lee, porque ya lo tienen bien aprendido.

Se creen los putos amos. Tú te pasas 15 minutos haciendo cola para coger la salida de la M-42, y ellos llegan por el carril de la izquierda y con todo el morro del mundo se incorporan, pero no poco a poco y con el intermitente… nooooo….se meten de golpe y sin indicar ni ostias, ¡que cojones! Dan por hecho que los demás conductores con coches de hace 21 años (exactamente) nos tenemos que quedar quietos esperando a que su supercoche de lujo realice su movimiento, y luego ya podemos seguir adelante en nuestras máquinas de mierda obsoletas.

Esa gente da asco. Esa gente no merece lo que tiene… o quizás si, si se merecen la mierda de vida que les ha tocado vivir, jodidos ricos de los cojones. Mucho trabajar para conseguir comprarse un cochazo… un cochazo en el que ir a toda ostia por la autopista, porque llegas tarde a una reunión “superimportante”, porque tienes que recoger a tus hijos (a los que ves tan solo 15 minutos al día) de ballet, de la escuela de tennis o de equitación. QUE SUERTE LA VUESTRA!!!!!!!!!! Que suerte tenéis al no saber lo que es estar en un atasco, y maldecir todo, no porque llegues tarde al trabajo, si no porque has quedado para tomarte unas cañas con los colegas y llegas tarde; que suerte tenéis al no saber lo que es hacer un viaje por placer, con los amigos, en busca de aventuras, en un coche en el que no hay aire acondicionado, ni cinturones en la parte de atrás, ni asientos de cuero….. Que suerte eh?!!!! Apuesto lo que sea a que en la puta vida habéis disfrutado conduciendo, a que en la puta vida habéis utilizado vuestro precioso monoplaza, vuestro increíble 4x4 para ir a algún lugar que de verdad merezca la pena. Sois parte de lo gris de las ciudades, sois el motivo por el que hay más accidentes, sois los altos ejecutivos con sus PDA que no miran por donde van, sois la calaña que habla por el móvil mientras conduce…sois agresivos, sois aburridos, sois idiotas… sois… mejor dicho, nos dais pena.

A nosotros, a la gente que disfruta conduciendo, a la gente que utiliza el coche para ir a ver a los amigos, para hacer viajes en grupo, para disfrutar del paisaje; nosotros, los que disfrutamos cantando solos dentro de nuestros coches una canción a todo volumen, los que conducimos para llegar a una playa en el culo del mundo, los que tenemos que abrir las ventanillas del todo para no derretirnos en el coche… nosotros, los que tenemos vida, los que disfrutamos de la vida. Nosotros, a los que no nos importa el ir en transporte público ( que ordinarios somos de verdad, ¿eh? ).

Recordad cuando tengáis una ostia en vuestro cochecito ( que la tendréis ) que yo, que nosotros, nos estaremos riendo dentro de nuestros bólidos obsoletos, de vosotros, de vuestra patética vida donde no disfrutáis de nada de lo que tenéis, pero de la que siempre intentáis conseguir más. Nunca seremos como vosotros.


Fdo: una conductora jodidamente harta.

miércoles, 16 de enero de 2008

deberías darte asco

La gente juega a creer que es sincera. Nadie lo es, porque realmente nadie sabe lo que es la sinceridad. Nos emocionamos cuando alguien que no nos conoce nos alaba…cuidado…es veneno, veneno, veneno… probablemente piensan todo lo contrario sobre ti, probablemente te odien… ah, pero tú no eres mejor que ellos…tú sonríes, das las gracias, y por dentro dices “Será cínico”… no menos que tú, no menos…

¿Realmente sería buena la sinceridad? De verdad crees que si todos dijésemos lo que pensamos, lo que sentimos, las cosas irían mejor… ¿O todo lo contrario?… Primero debemos aprender a ser sinceros con nosotros mismos, pero nadie quiere ser sincero consigo mismo, es uno de los mayores retos de la vida, sobre todo porque siempre sabemos cual es la verdad pero siempre nos negamos a aceptarla; porque tenemos más miedo de acertar que de equivocarnos. Porque en el mundo no hay ni héroes ni villanos, hay gente cobarde, y gente menos cobarde.

Admítelo…más de dos críticas seguidas destrozarían tu espíritu. Débiles. Seríamos todos débiles ante la avalancha de críticas que nos caerían encima, tanto que, ya no nos atreveríamos a criticar, por lo tanto comenzariamos a alabar a la gente… diriamos cosas que no creemos… volveríamos al cinismo.

El cinismo lleva al cinismo. La sinceridad lleva…al cinismo.

“…Hacer del mundo un sitio mejor es ingenuo. El mundo no puede ser un sitio ni mejor ni peor, sino lo que es, una hijoputada para unos y una suerte para otros. Lo que buscamos es arrasar con todo y hacer que el hombre se mire en el espejo y se de ASCO…”

[ Una vez este texto llevó a una profunda conversación. Nuestras “grullas” luchan por algo, significan más de lo que creemos. Dejad que vuestros pensamientos salgan al exterior. Alguien me dijo que la literatura es revolución… hagamos revolución. ARRASEMOS CON TODO ]

martes, 15 de enero de 2008

Unos seres vivos denominados humanos

Érase una vez... hace no mucho tiempo, había en un planeta llamado Tierra...

Unos seres vivos denominados humanos. Tenían la capacidad de pensar, y se les subió tanto a la cabeza, que se creyeron dueños y señores del planeta. Destruyeron todo lo destructible, hasta hacerlo casi inhabitable, mientras se mataban entre ellos, cientos de miles de millones. Hoy en día de este planeta no nos queda más que un difuso recuerdo. Recuerdo de cómo no hay que hacer las cosas, cómo no hay que vivir, cómo no hay que actuar.

Suerte que hemos encontrado un planeta nuevo donde vivir. Pero los acontecimientos no están tomando buen rumbo. Tengo miedo de que el ser humano no sea capaz de vivir sin destruir. A la vez me aterra y me fascina…

lunes, 14 de enero de 2008

¡Viva España!


Mano en el corazón y cantemos todos:


¡Viva España!
Cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón.

¡Viva España!
Desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad.


Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad.

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz.


Si es que sin letra... ¿Quién podía ser español? Ahora ya cantaremos en cada evento esta preciosa y divina letra, no era suficiente con banderas enormes capaces de oscurecer la Castellana un mediodía de agosto, eso eran mariconadas, cosas del pasado... ¡Ahora tenemos un himno! Un himno para todos porque lo cantamos con distinta voz y un solo corazón, sin mojarnos mucho al describir la identidad española y sin   incluir partes en gallego, vasco o catalán que ya tienen bastante con esta preciosa frase.

No hay duda en que esto lo haremos desde verdes valles, por los campos castellanos paseaba don Quijote que ahora tenemos campos de golf que los sustituyen. Además nuestro mar es inmenso, qué cojones: España es cualquier sitio donde se hable español, hermanos separados por la azarosa historia que volverá a reinar.

¿Qué otra Patria abraza a su pueblo, un día radiante y en plena libertad? ¿Quién va a enseñar justicia, democracia y paz al mundo si no es la nación más grande y gloriosa de la historia? ¡A la mierda la Unión Europea! ¡A la mierda las identidades! ¡A la mierda la noche, que aquí no se pone el sol! ¡Viva España!

Mil grullas

<< [...]Ocho de la mañana del seis de agosto en el cielo de Hiroshima.

Naomi se ajusta el obi de su kimono y recuerda a su amigo: - ¿Qué estara haciendo ahora?
“Ahora”, Toshiro pesca en la isla mientras se pregunta: - ¿Qué estara haciendo Naomi?

En el mismo momento, hombres blancos que pulsan botones y la bomba atomica surca por primera vez un cielo. El cielo de Hiroshima.

Un repentino resplandor ilumina extrañamente la ciudad.

Dos viejos trenzan bambúes por ultima vez.

Una docena de chicos canturrean: “Donguri Koro Koro – Donguri Ko…” por ultima vez.

Cientos de mujeres repiten sus gestos habituales por ultima vez.

Miles de hombres piensan en mañana por ultima vez.

Naomi sale para hacer unos mandados.

Silenciosa explota la bomba. Hierven, de repente, las aguas del rio.

Y medio millon de japoneses, medio millon de seres humanos, se desintegran esa mañana. Y con ellos desaparecen edificios, arboles, calles, puentes y el pasado de Hiroshima.

Ya ninguno de los sobrevivientes podra volver a reflejarse en el mismo espejo, ni abrir nuevamente la puerta de su casa, ni retomar ningun camino querido.

Nadie sera ya quien era.

Hiroshima arrasada por un hongo atomico.

Hiroshima es el sol, ese seis de agosto de 1945. Un sol estallando.

Recien en diciembre logro Toshiro averiguar donde estaba Naomi. ¡Y que aun estaba viva, Dios!
Ella y su familia, internados en el hospital ubicado en una localidad proxima a Hiroshima. Como tantos otros cientos de miles que tambien habrian sobrevivido al horror, aunque el horror estuviera ahora instalado dentro de ellos, en su misma sangre.
Y hacia ese hospital marcho Toshiro una mañana.

El invierno se insinuaba ya en el aire y el muchacho no sabia si era el frio exterior o su pensamiento lo que le hacia tiritar.

Naomi se hallaba en una cama situada junto ala ventana. De cara al techo. Con los ojos abiertos y la mirada inmóvil. Ya no tenia sus trenzas. Apenas una tenue pelusita oscura.
Sobre su mesa de luz, unas cuantas grullas de papel desparramadas.

- Voy a morirme, Toshiro… - susurro, no bien su amigo se paro, en silencio, al lado de su cama. – Nunca llegare a plegar las mil grullas que me hacen falta…
Mil grullas… o semba-tsuru, como se dice en japones.

Con el corazon encogido, Toshiro conto las que se hallaban dispersas sobre la mesita. Solo veinte. Después, las junto cuidadosamente antes de guardarlas en un bolsillo de su chaqueta. [...]


[...] Tratando de no hacer el minimo ruidito, Toshiro puso una silla sobre la mesa de luz y luego se subio.
Tuvo que estirarse a mas no poder para alcanzar el cielo raso. Pero lo alcanzo. Y en un rato estaban las mil grullas pendiendo del techo; los cien hilos entrelazados, firmemente sujetos con alfileres.
Fue al bajarse de su improvisada escalera cuando advirtió que Naomi lo estaba observando. Tenia la cabecita echada a un lado y una sonrisa en los ojos.

- Son hermosas, Toshi-chan…Gracias…

- Hay un millar. Son tuyas, Naomi. Tuyas – y el muchacho abandono la sala sin darse vuelta.

En la luminosidad del mediodia que ahora ocupaba todo el recinto, mil grullas empezaron a balancearse impulsadas por el viento que la enfermera tambien dejo colar, al entreabrir por unos instantes la ventana.

Los ojos de Naomi seguian sonriendo.

La niña murio al dia siguiente. Un angel a la intemperie frente a la impiedad de los adultos. ¿Cómo podrian mil fragiles avecitas de papel vencer el horror instalado en su sangre? [...] >>

"Mil grullas" del libro "No somos irrompibles" de Elsa Bornemann.

sábado, 12 de enero de 2008

Angustia

"La acumulación secreta de conocimientos, la extensión paulatina de ilustración y, por último, la rebelión proletaria y el aniquilamiento del Partido. Ya te figurabas que esto es lo que encontrarías en el libro. Pura tontería. Los proletarios no se sublevarán ni dentro de mil años ni de mil millones de años. No pueden. Es inútil que te explique la razón por la que no pueden rebelarse; ya la conoces. Si alguna vez te has permitido soñar en violentas sublevaciones, debes renunciar a ello. El Partido no puede ser derribado por ningún procedimiento. Las normas del Partido, su dominio es para siempre. Debes partir de este punto en todos tus pensamientos."

[...]

"Vamos a ver, Winston, ¿cómo afirma un hombre su poder sobre otro?
Winston pensó un poco y respondió:
-Haciéndole sufrir.
-Exactamente. Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infligir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas elegidas por ti. ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando?"


1984, George Orwell


viernes, 11 de enero de 2008

Tu problema lo pago yo

La siguiente joya fue publicada en XLSemanal (nº 1005, del 28 de enero al 3 de febrero de 2007):

“ES NUESTRO PROBLEMA”
¡Pero qué pesados otra vez! Qué reiterativos. Qué seguidos son estos celosos señores que año tras año se encargan de velar por que no nos engañen en las rebajas. Que si mire usted el precio anterior, que si tiene los mismos derechos en rebajas que en temporada, que si compre sólo lo que necesite y con raciocinio… ¡Ni que nos estuviésemos gastando su dinero! ¿Quién está detrás de estos machacones consejos? ¿Alguna logia anticonsumo? ¿El ministerio correspondiente? ¿Los verdes o los antisistema? ¿Quién se encarga de encajar, puntualmente y año tras año, estos rellenos de telediario? Por favor, permitan que compremos lo que nos dé la real gana, que se trata de nuestro dinero y aún seguimos teniendo derecho de gastarlo a antojo. No nos permiten fumar, engordar, comer hamburguesas, poner belenes o salirse del pensamiento único y laico. Los consumidores no somos tontos, hemos cumplido la mayoría de edad en el sistema capitalista. Sabemos lo que es el tanto por ciento. Si queremos comprar lo que nos apetezca y, además, impulsivamente, es nuestro problema. Ah, y dejen, se lo ruego, de apuntar al comerciante como presunto estafador, porque al fin y al cabo es quien hace el descuento. Y si no se fían de las rebajas, pues compren todo en temporada.

Arcadio Martínez Cobo
Sevilla

Y, como es obvio en cualquier persona con un mínimo de conciencia, no puedo quedarme indiferente. Le respondo de esta guisa:

“TU PROBLEMA LO PAGO YO”
Vamos a ver, Arcadio, “apañero”. Estas personas tan malvadas que roban minutos a la programación deportiva, o a las noticias insulsas de desgracias particulares, son miembros de asociaciones de consumidores, cuyo interés desinteresado, es que no te timen (entre otros). Porque como tú bien dices, en esta sociedad capitalista, sería muy aconsejable tener una educación consumidora; pero créeme, si realmente la tuviéramos no compraríamos nada. (Ves, yo también hago afirmaciones categóricas del tipo “los consumidores no somos tontos”, y ni siquiera se me cae la cara de vergüenza).

Lo que no es de recibo, es que critiquemos por criticar: ignorantes; eso sí, con todo el derecho del mundo a expresar nuestro ignorante parecer. Con todo, la argumentación “yo hago lo que me sale de los cojones” está muy bien, le da un toque de efecto al conjunto del texto increíble, pero, sintiéndolo mucho, está completamente fuera de lugar. Porque tú, Arcadio, no haces lo que quieres. Fíjate, ni yo tampoco, ni el amable lector que se digna a leer esto. No, no señor. Tú haces lo que crees que quieres, que es en realidad lo que quieren ellos. La publicidad es el arte de venderte como esenciales para tu día a día cosas absolutamente innecesarias. Y caes, como caemos todos. Pero eso sí, tienes la reconfortante sensación de hacerlo porque tú así lo has decidido, y no porque alguien te lo haya impuesto.

Por si esto no fuera poco, alegas que quieres fumar lo que te dé la real gana dónde quieras, que quieres comer hamburguesas de dos trillones de calorías, solamente por demostrar que eres libre de hacerlo. Pero, ¡ay Arcadio! Cuando lleguen los problemas, cuando el cáncer de pulmón te devore por dentro, cuando tu obesidad mórbida te produzca un letal infarto de miocardio… ¡ay! Clamarás, y seguro que clamarás, al cielo por una sanidad pública decente. Una sanidad pública que te cure de estos males que has contraído “porque te sale de los cojones”. Una sanidad pública que pago yo con MI dinero, y con el del lector, y con el de cuarenta y cuatro millones de personas más. Entonces, de seguro, escribirás otro artículo, lleno de declaraciones mordaces a la vez que sagaces, y declararás que es “injusto” que debas de esperar para que te curen porque haya demasiada gente en tratamientos, quirófanos y tanatorios, por exactamente eso. Por hacer lo que les salió de los cojones.

Eso sí, tranquilo. El vendedor es una persona buena y amable, que no busca sacar el máximo beneficio en su venta, que ni siquiera cuando vende a precio de saldo deja de ganar una brutalidad de dinero, que al fin y al cabo, deberemos estar agradecidos por “unas rebajas” que casualmente (:O) se realizan después de la época de mayor gasto económico, para que la gente que hace lo que les sale de los cojones siga comprando, y moviendo la gigante rueda del autodestructivo capitalismo neoliberal universal globalizador.

Dusher
Gijón

jueves, 10 de enero de 2008

Qué culto soy

El arte por el arte. Muchos cuadros juntos. En un edificio; su nombre: museo. Colas, entradas, detectores de metales, roperos. Dinero. Gente que paga por ver el “arte”. Los grandes autores. Se acercan, intercambian a lo sumo tres o cuatro palabras y se van. Cambian de cuadro. Se acercan, se alejan, leen el cartelito. –Estoy viendo arte –se dicen. Ego. Reconforta. Sensación de cultura. Clase media. Museo, cuadros… Dinero.

¿Qué nos pasa? ¿Es falta de educación? ¿Falta de principios? ¿No somos capaces de admirar el arte por gusto? La gente hoy por hoy va a los museos a lo que va, a aparentar. Como si el ir al museo del Prado o al Reina Sofía o a cualquier otro fuera no ya una convención social sino un espectáculo de bajo coste del que después se pueda hablar en sociedad. Es la cultura del “no me lo quiero perder”. Es una concepción efímera de la cultura que lo invade todo. Quiero ir, ver, estar, sentir antes de que… ¿Antes de qué? ¿Antes de que no me sirva para nada? Es incomprensible. Qué espera esta gente. Qué espero yo, que hago lo mismo que ellos. ¿Acaso me creo mas listo por llevar una libreta y apuntar como reacciona la gente? ¡Si yo reacciono igual! Yo soy parte de la masa. Una parte de la masa que observa al resto de la masa y anota su comportamiento masivo. Esa es mi actuación. No obstante, hay gente que no querría ir a esos sitios y sin embargo va. Y todo lo contrario. Es casi una cuestión del círculo social donde te encuentres. No vemos el arte antiguo de la misma forma que vemos el moderno. Entendemos el arte antiguo, o creemos entenderlo porque pensamos de aquella forma. El arte tiene la virtud de adelantarse a su tiempo. De ser un reflejo del futuro de una sociedad. Por eso yo veo Las Meninas y digo, anda ahí están, Las Meninas, qué bonito. Y eso se dice toda la gente. Un cuadro por encargo para una familia real. ¿Pero ahora? ¿Qué pasa con el arte actual? La gente no comprende. Yo, no comprendo. ¿Vivo atrapado en la cultura del siglo XVI?

También existe otro problema. En realidad no estamos preparados para entender el arte moderno. En un mundo sin sentimientos, qué nos puede ofrecer un trozo de tela con garabatos inconexos. A mi nada. La gente cultivada, aburguesada, suele disfrutar más del arte que la de clase baja. Tienen menos cosas de las que preocuparse, como por ejemplo vivir.

Párrafo nuevo. Veamos. ¿Por qué vamos a un museo? Si nadie fuera a los museos. ¿Iría yo? ¿Si me prohibieran entrar a los museos, protestaría? Si me obligaran a ir a los museos… ¿me negaría? ¿y que hay del arte callejero? ¿Es más arte un cuadro colgado en el museo que un graffiti? ¿O menos? ¿O el mismo pero menos valorado, o no valorado en absoluto? ¿Es el arte revolución? ¿Es el arte forma de expresión irreverente? El arte es trasgresor por naturaleza, intentar plasmar una realidad, un sentimiento.

Sí, creo que la concepción de arte ha ido cambiando a lo largo de los siglos. ¿De verdad Velázquez quería expresar algún sentimiento con Las Meninas? ¿Es ese cuadro menos arte que el Guernica de Picasso, pura expresión de rabia y dolor? Y sobre todo, ¿por qué somos tan cínicos? ¿No tenemos los seres humanos derecho al libre disfrute del arte? ¿Los artistas pintan para ganar dinero? ¿Por qué tiene más valor un trozo de lienzo con una firma que con otra? ¿No es el valor del arte meramente subjetivo? ¿Por qué se le pone un valor?

Pero es que esta no es la cuestión. ¿Entendemos un cuadro de verdad? ¿No deberíamos detenernos durante horas ante una pintura para estudiarla con profundidad y así poder entenderla?

Es un problema endémico. No puedo entrar libremente a ver el arte porque hay gente que entraría para llevárselo. Hay gente que entraría para llevárselo porque tiene valor. Tiene valor porque hay millonarios excéntricos y coleccionistas de arte y directores de museo que pagan millonadas por poseer determinado cuadro. Hay gente que paga millonadas porque… ¿por qué hay gente que tiene más dinero que otra?

¿Y si todos los cuadros fueran una copia? ¿Y si en ningún caso fueran el original? El caso es que nuestra percepción no cambiaria en absoluto porque no vamos al museo para adorar el arte, no nos interesa, no nos dice nada. La pintura ha perdido toda su capacidad de transmisión desde que está imbuida en el sistema. Está dentro y no puede ser transgresora. Por eso surgen los graffiti, el arte callejero. Como contestación, como nueva expresión del arte revolucionario.

El señor que mira un cuadro está alienado por cientos de miles de convenciones sociales y ve lo que quieren que vea, para que se lo cuente a quien quieren que se lo cuente y sea todo lo feliz que le dicen que sea.

Dinero.

Lo de siempre.

miércoles, 9 de enero de 2008

Moral

"Usted es libre, elija, es decir, invente. Ninguna moral general puede indicar lo que hay que hacer; no hay signos en el mundo. Los católicos dirán: sí, hay signos. Admitámoslo: soy yo mismo el que elige el sentido que tienen. He conocido, cuando estaba prisionero, a un hombre muy notable que era jesuita. (...) Este joven podía, pues, considerar que había fracasado en todo; era un signo, pero ¿signo de qué? Podía refugiarse en la amargura o en la desesperación. Pero juzgó, muy hábilmente según él, que era el signo de que no estaba hecho para los triunfos seculares, y que sólo los triunfos de la religión, de la santidad, de la fe, le eran accesibles. Vio entonces en esto la palabra de Dios, y entró en la orden. ¿Quién no ve que la decisión del sentido del signo ha sido tomada por él solo? Se habría podido deducir otra cosa de esta serie de fracasos: por ejemplo, que hubiera sido mejor que fuese carpintero o revolucionario. Lleva, pues, la entera responsabilidad del desciframiento. El desamparo implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser. (...)

Lo que hay de común entre el arte y la moral es que, con los dos casos, tenemos creación e invención. No podemos decir a priori lo que hay que hacer. (...) El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su moral, y la presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una. No definimos al hombre sino en relación con un compromiso. Es, por tanto, absurdo reprocharnos la gratuidad de la elección."

El existencialismo es humanismo, J.P. Sartre.



Here's a little song I wrote,
you might want to sing it note for note,
don't worry, be happy.

In every life we have some trouble,
when you worry you make it double
don't worry, be happy.

martes, 8 de enero de 2008

solía sentarme en el mismo lugar

Solía sentarme en el mismo lugar. No recuerdo muy bien cuando empecé a hacerlo, pero se que desde entonces no he faltado ni un día a mi cita ante el inmenso mar. Me relajaba contemplar el espléndido paisaje que se presentaba desde lo alto del acantilado.
No era un paisaje perfecto, pero eso me gustaba. El gris, el azul, el verde… las olas golpeando las rocas, las gaviotas volando a contra viento… y él.
Él apareció un día; y ese día fue el único en el que lo vi. Llego con cara de aturdimiento, de frío, de estar escapando de algo que le resultaba agobiante. Escapaba del mundo. Observé sus movimientos durante unos minutos, había algo en él… Cuando vi que tomaba la dirección en la que yo me encontraba, volví mi mirada hacia el mar. Desde entonces no lo he vuelto a ver, pero él está ahí todos los días, detrás de mí, observándome.
Supongo que creerá que no se lo que hace, creerá que no se que soy el motivo por el que acude allí cada día.
Él también se ha convertido en la única razón por la que sigo acudiendo allí. Yo jugueteaba con mi pelo o me acariciaba los brazos cuando estaba refrescando al atardecer… todo con la esperanza de que algún día se levantase, de que se acercase a mí y me ofreciera su chaqueta, su compañía, y así, poder admirar sus ojos, sus facciones.
Muchas fueron las veces en las que nos quedamos a solas, esos momentos eran los más intensos, sentía como recorría con su mirada mi espalda, mi cuello, mis brazos. La conexión era totalmente perceptible.
Jugábamos peligrosamente con el amor, nuestra mente llegaba a lugares increíbles… si los sentimientos eran tales sin mirarnos a los ojos, el día en que nos conociésemos el mundo se pararía, desaparecería todo, solo quedaríamos él, yo y el mar.
Algunas tardes se despistaba, pero no por voluntad propia, si no porque la gente que paseaba por la playa se acercaba a él. Aquellos eran los peores días, la conexión se veía interrumpida porque él se veía obligado a hablar, a dar alguna que otra explicación, o a otras cosas que le impedían enfocar toda su atención en mi.
En muchas ocasiones notaba su preocupación respecto a mi posición en el pie acantilado, él quería protegerme, y yo quería que lo hiciese. Pero sabía que yo tenía seguridad, y él confiaba en mi decisión de permanecer allí.

/Él. ¿Tendrá un nombre?, ¿una vida?, ¿nos conoceremos algún día?/

Él. Más de una vez, entre mis soñadores pensamientos, me imaginé un nombre, una voz, una caricia, algo con lo que pudiera relacionarlo. Él sabía que yo seguiría allí al día siguiente, suponía que siempre estaría ahí. Y lo cierto es que era verdad, yo siempre estaría ahí. Para él.

solía sentarse en el mismo lugar

Solía sentarse en el mismo lugar. Día tras día, como si el destino la hubiese escogido para estar siempre allí, haciendo lo que hacía cualquier persona: Mirar, ver, escuchar. Relajarse contemplando el espléndido paisaje que se presentaba desde lo alto del acantilado.
No era un paisaje común ni mucho menos. Cientos de miles de texturas se entretejían formando un fabuloso manto multicolor; diversas formas, contornos, alturas. Todo encajaba en el aceptable orden de las cosas. No reflejaba en absoluto belleza, o armonía. Era más bien desordenado, deforme y común. Sin embargo, algo hacía mella en todo el que lo contemplaba. Un nosequé te recorría la cabeza y el cuerpo ante tal espectáculo.
Y allí, mientras dejaba a un lado mi mochila, con libreta, bolis y demás utensilios, permanecía horas enteras que me sabían a gloria contemplándola. A ella.
De vez en cuando se colocaba de nuevo el cabello, suelto, suavemente mecido por la brisa. Sus manos recorrían sus brazos con delicadeza cuando refrescaba al atardecer. Yo, paralizado, nunca reunía el valor suficiente como para acercarme y romper la armonía, ofrecerle mi chaqueta, mi compañía; admirar sus ojos, sus facciones.
Nunca se daba la vuelta. Ya se encontraba allí cuando yo llegaba, y allí permanecía al irme. Muchas fueron las veces que nos quedamos a solas, sin incómodos paseantes. Ni aún en dichos momentos de calma, podía dejar de fijar mi vista en su espalda, en aquel eterno vestido blanco de una pieza, ligero, como ella, suponía.
Algunas tardes se me unía algún inesperado visitante. Alguien que me ofrecía un cigarrillo, alguien que se interesaba por mi libreta arrasada con palabras insonoras y vacías. Aquellos eran los peores días, donde debía hablar, contestar, explicar o cualquier cosa que me impidiese enfocar mi concentración hacia lo que realmente todos y cada uno de los días me conducía hasta aquel lugar.
Cierto es, que más de una vez pensé en lo peligroso de su apostadero, justo al pie del acantilado, donde las olas salpicaban cuando la mar se encrespaba. Pero tanta seguridad, tanta firmeza, otorgaban tal sentimiento de fortaleza que temía más por cualquier viandante que por ella.

/Ella. Tendrá un nombre, me dije. Tendrá una voz, una vida. ¿No?/

Ella. Más de una vez rondó entre mis alborotados pensamientos un nombre, una palabra, un olor siquiera, con el que pudiera relacionarla. La duda de si al día siguiente seguiría allí ya no era un tormento; suponía, por alguna extraña razón casi infantil, que siempre estaría ahí, para mi.

Gracias por esta pequeña "peseta" dusher.

Insomnio. 2.52.

No me gustan los textos descafeinados. Si no hay que dormir, no se duerme joder. Da igual la cafeína que lleve, mientras llegue donde tiene que llegar, mientras produzca el efecto que tiene que producir. Mientras sea real, humano. Historia. No todo es asquerosamente bonito en esta vida de mierda.

Escrito por dusher, inspirado por principita.

domingo, 6 de enero de 2008

Tren Hannover - Berlín

Tren Hannover – Berlín, sobre las 20:00 horas.

La cosa se pone fea. Nuestras únicas esperanzas residen en un etéreo tren Berlín – Praga del que no sabemos nada y que debe salvarnos de una noche lluviosa y previsiblemente fría en cualquier callejucho berlinesco.

No hace mucho que nos conseguimos sentar. El tren va a reventar de gente, pocos turistas –más bien ninguno. Nos movemos a unos doscientos kilómetros por hora hacia un destino incierto y que acabamos de decidir, así a la ligera. El paisaje es tétrico y estamos nerviosos. Demasiada llanura, prados desiertos y penumbra que anuncia la proximidad de la noche. Me rugen las tripas. Llevo desde ayer por la tarde sin comer –régimen obligado por problemas intestinales, la perra vida del interrailero-. Aunque ahora mismo la comida no es lo que más me preocupa.

Acaba de deslumbrarnos un rayo. Mala señal. Gotas de lluvia salpican los cristales mientras me pregunto donde estaré mañana por la mañana. ¿Praga, Viena, Varsovia? Demasiado pronto aún para saberlo.

sábado, 5 de enero de 2008

sin identidad

Escribía para no olvidar. Escribía para desahogarse. Él escribía para conocerse.
Tenía miedo de sí mismo, no sabía quien era, no sabía a donde se dirigía, solo sabía que debía esperar.
¿Esperar para que?, ¿esperar a qué? La palabra, la mirada, la acción, el movimiento… el pequeño gesto que cambiaría su mundo.
Se metió en la ducha, tuvo una extraña sensación, mejor dicho, no tuvo ninguna sensación… no era capaz de sentir el agua recorrer su cuerpo. Se asustó. Lo achacó a las pocas horas que había dormido. Cerró los ojos, pero no pudo pensar en nada…solo tenía miedo. Se dio cuenta de que últimamente esa era su única sensación, vivía asustado.
Escribió una enorme lista de palabras, sin sentido alguno… Odio. Soledad. Tristeza. Confusión. Miedo. Llorar. Perder. Luchar. Morir. Miedo. Abandono. Pena. Cobardía. Ahogarse. Miedo. Miedo. Miedo.
No podía respirar, no podía comer, dormir, ducharse, moverse… estaba paralizado, solo sentía miedo, de todo, de nada.
Un impulso lo puso en pie, salió corriendo hacia la calle.
Corría con más velocidad de la que creía poseer, atravesó calles, plazas, parques. De repente algo lo frenó, se paralizó, estaba sudando. Una sonrisa se dibujó en su rostro, había olvidado esa sensación. En ese momento respiró tranquilo, se acabó su miedo, el cambio había comenzado, en ese momento supo que no tenía nada más que hacer… se encontró frente a sí mismo, se miró, se sonrió. Su vida comenzó en ese mismo instante.


[incubus_the warmth]

Confesiones de Arturo Barea (II)

“Un día de enero, aproximadamente a las once de la mañana, volaba sobre Vallecas una escuadrilla de trimotores fascistas. Bombardearon el pueblo al pasar. Ya fuera del núcleo de la población, sobre las casas sueltas, diseminadas por los campos baldíos, un Junker se destacó de los otros y descendió rápidamente sobre una explanada soleada. Las mujeres han salido al sol. Alrededor de ellas un enjambre de chiquillos que juegan sobre la tierra dura. No hay hombres. Unos se fueron al frente, otros al trabajo a Madrid. Ahorrando duro, todos ellos, habían llegado ser dueños de las humildes casas que rodean la explanada. Algunas fueron construidas por sus propias manos en los domingos y las horas libres. Casi todos emigraron de las áridas tierras de la Mancha, y habían venido, años hacía, a conquistar Madrid. Se paraban en las puertas, tomaban fuerzas y planeaban el asalto. Así, Vallecas en principio fue un grupo de ventas de arrieros, después, un grupo de barracas de latas y maderas viejas, más tarde: creció. Edificó casas sólidas y se convirtió en uno de los barrios más populosos de Madrid. Aquellas casas de las afueras eran patente de independencia, sus dueños eran modestos comerciantes y obreros especializados.

Las explosiones recientes, y el rápido descenso del avión sobre la explanada, proyectó a las mujeres y a los chicos en todas direcciones. Algunos se tiraban al suelo, otros, buscaron el cobijo de sus casas. De una de ellas salió una mujer con un niño de pecho en brazos, llamando a sus hijos. En aquel momento, el avión vació su carga sobre la explanada y las casas. Tomó nuevamente altura y desapareció en el horizonte. Quedaron en la explanada veintitrés cadáveres y tres heridos. La mujer calló muerta en la puerta de su casa, los trozos de carne del niño estaban mezclados con los trozos de carne de la madre. La hija mayor, dieciséis años, calló muerta sobre el cadáver de su hermana de doce. Uno de los niños de seis años quedó tendido en el suelo. Vivo. Falto de un pie y la espalda abierta. Otro de diez años, ileso. Pero echando sangre por sus orejas, reventados los oídos por las explosiones, salió corriendo, llevando a través del campo el cuerpo de su hermana menor, de cuatro años. Lo llevó él mismo hasta la casa de socorro. Había recibido el polvo de la metralla y tenía más de cien heridas diminutas en su cuerpo. La niña está en la sala cuatro del hospital infantil del niño Jesús. El niño cojo está en la cama cuatro de la sala treinta y uno del hospital provincial. El padre, como todas las mañanas, se había ido con un carro tirado por un borrico al mercado central de Madrid. Allí compraba unas cajas de pescado que después revendía en Vallecas. Así mantenía a sus hijos, y así levantó la casa. Ladrillo a ladrillo. Él mismo me ha contado la historia, sentado a la cabecera de la cama del niño que me miraba con sus ojos oscuros muy abiertos. El padre se llama Raimundo Malanda Ruiz. La madre se llamaba Librada García del Pozo. Las ruinas de la casa herida por siete bombas conserva aún el número veintiuno de la calle de Carlos Orioles en Vallecas. El avión era un trimotor Junker alemán. Los asesinos… no tienen nombre.”

Arturo Barea

viernes, 4 de enero de 2008

Confesiones de Arturo Barea (I)

“Llevaba días sin descansar, pero no podía dormir. Quería gritar a los generales que se llaman ellos mismos salvadores de país y a los diplomáticos que se llaman a si mismos salvadores del mundo, que vinieran a vernos. Yo los encerraría en estos sótanos de la Telefónica. Los pondría aquí, en estos jergones de esparto, húmedos de nieblas del invierno, y los haría vivir y dormir sobre un piso de cemento, entre mujeres hambrientas y trastornadas de histeria que han perdido sus casas, y que aún escuchan las bombas como queriendo romper el cemento que las protege. Los dejaría aquí muchos días para que se empaparan en miseria, que se impregnaran de sudor y piojos, y que aprendieran historia, historia viva, la historia de esta guerra miserable y puerca, la guerra de cobardías, de los brillantes sombreros de copa bajo los candelabros de Ginebra, la guerra de generales traidores asesinando a su propio pueblo, fría y cobardemente.”

Arturo Barea

jueves, 3 de enero de 2008

El poder. Reflexiones.

Llegas al poder. Lo alcanzas. Lo sientes. Lo saboreas. No tocas nada y lo dejas todo como está. Es realmente difícil cambiar las cosas, hace falta una situación propicia, no hay medios, no es el mejor momento. Entonces el poder te ha seducido. El dinero, la gloria, la fama fácil. El capital ha actuado, eres uno más. Mucho hablar, prometer, populizar, pero a la hora de la verdad nada. Nada de nada.

Llegas al poder. Lo alcanzas. Lo sientes. Lo saboreas. Intentas cambiar las cosas, lo que no te gusta, lo que está mal. Luchas por lo que prometiste, por el pueblo, por la sociedad. Es el momento de actuar porque la situación no da más de sí. El poder no te seduce, te seduce tener la capacidad de cambio, de mejora: ser el motor. El capital intenta actuar, pero lo aplacas, eres diferente. Ahora eres un dictador.

miércoles, 2 de enero de 2008

Salió a la calle

Salió a la calle. La muchedumbre que la transitaba la apartó enseguida del portal. Desorientada comenzó a caminar lentamente calle abajo.

Tiendas, bares, establecimientos. Gente. Caras frías, impersonales. Ojos hundidos, sombreros calados, paso apretado. Gente gris.

No quería recordar, al menos no ahora.

Se hundió en la silla de cualquier cafetería en un barrio cualquiera de ninguna parte. El café amargo y solitario no calmó su alma, o lo que sea que tuviese dentro. El segundo sólo consiguió ponerla más nerviosa aún y que comenzara a llorar. Pero allí nadie se preocupó de nada. En el fondo, agradecía pasar desapercibida, no existir.

Mientras el sol trataba de buscar un hueco por donde asomarse, ella volvía a caminar. Caminar le sentaba bien. Al poco rato alcanzó un parque, no muy grande, pero lo suficiente para echarse un rato. Estaba tan cansada…

Una gota de lluvia rozó su pequeña nariz. Al instante abrió los ojos y contempló los negros nubarrones que adornaban el cielo. Cuestión de segundos que empezara a diluviar. Echó a correr hasta alcanzar la calle, y atechándose bajo los soportales avanzó en busca de la cafetería donde había estado no hacía mucho. ¿Mucho? ¿Cuánto tiempo había dormido?

El destartalado local no aparecía por ningún lado, así que la recepción de un pequeño hostal le pareció un buen refugio hasta que amainara. Pensándolo mejor, no le vendría nada mal echar una cabezadita y terminar el sueño interrumpido en una cama de verdad.

martes, 1 de enero de 2008

Documento 1 (Variación segunda)

A veces las cosas nos sorprenden cuando menos nos lo esperamos; otras, en cambio, nunca llegan a sorprendernos por mucho que así lo pensemos.

Música alta, poca luz. La luna en lo alto, engañosa, brillante. En torno a mí se perfila la oscuridad de los objetos, inanimados, quietos. Documento 1 en la pantalla de mi ordenador. ¿El fin?

Érase una vez una chica, tímida, de tez sonrosada y ojos color de mar. Caminaba lentamente ensimismada a lo largo de la playa, justo donde las pequeñas olas mueren irremediablemente como un manto que se extiende y desaparece al instante. El agua apenas rozaba sus sandalias de cuero, endurecido por las tardes interminables junto aquel océano de misterios y de revelaciones. El horizonte, allá, infinito, se perfilaba tranquilo, anaranjado, ajeno a todo. Oscuro atardecer otoñal. Cada paso dejaba atrás una ligera huella rápidamente deshecha por la humedad. Cada paso era una idea más, floreciente en la pequeña cabeza de la joven de largos cabellos rizados, mecidos por la suave brisa.


Apartó la vista del horizonte y contempló las olas. Atenuadas, al parecer, por la noche, se perfilaban traicioneras, sedientas. Se detuvo. Un instante. Una decisión. Avanzó hacia ellas, desafiante. –No os tengo miedo- mintió. Primer paso, frío, viento, nubes en la bóveda celeste.

Segundo paso, escalofrío. Recuerdos, variados, inconexos. ¿Felicidad? Quizá. –No te tengo miedo- Dijo de nuevo. Cierto, poco importaba el miedo en aquel momento; mejor apartarlo. Mirada atrás. Más recuerdos, confesiones, risas, llantos, secretos, preocupaciones.

Tercer paso. Nada. El agua cubría ya la mitad de su frágil cuerpo. Sí; estaba decidida. Habiendo superado lo más difícil, poco quedaba por hacer, dejarse llevar.

Todo parecía demasiado fácil, volvieron. Volvieron los recuerdos y oyó su nombre, en tierra, cercano a ella. Se inquietó, pues nadie debía saber lo que estaba haciendo ni a dónde se dirigía. No respondió.

¿Sueños? Tal vez. Pero no ahora. La realidad se siente, y aquello era real. La habían descubierto.


-No puede ser cierto. Estás mintiendo. No. Es imposible. ¿Lo entiendes? No.- Atravesó la sala en dos grandes zancadas y abandonó la habitación con un sonoro portazo. ¿Qué le impulsó a tomar semejante decisión?

-No podrá hacerlo. Por favor, que no pueda hacerlo.- La vio, lejos. Gritó su nombre, pero la brisa deshizo sus palabras. Un segundo, el corazón se aceleró. Un instante, la mente en blanco. Comenzó a correr con todo su impulso y su rabia, desatada su furia interior, sin pensar, sin sentir.

Avanzaba veloz, adentrándose lentamente en la movediza arena, ausente. La incredulidad había dejado paso a la desesperación, verdadera fuente de conocimiento del ser humano. Sentía el profundo palpitar de la sangre en sus sienes, mientras continuaba imperturbable, salvando cada obstáculo oculto en la oscuridad.

Cada vez más cerca. Sentía su presencia, oculta ahora a su vista por la noche, dentro, en el mar. Al alcanzar la orilla pronunció de nuevo su nombre. Nadie contestó. Elevó el tono.

Tercer intento. Sabía que estaba ahí, en algún lugar. Se adentró algunos metros en él, y observó la luna, prácticamente oculta entre la bruma, un débil destello de claridad.

Un movimiento, cerca. Cuarta vez, un susurro.-Por favor-.


-No- dijo.-Vete, este no es tu lugar-

-Este es el lugar que hoy he elegido. No te vayas-.

-Las cosas no son tan simples-.

-Déjame ir, al menos-.

-Márchate… Te lo pido-.

-Sabes que no me iré-

Existe una tercera posibilidad: Que las cosas, por mucho que las pensemos, o que no las esperemos, tiendan, ciertamente, hacia algo. Ese algo, misteriosamente, siempre ha estado presente en nosotros, oculto, en lo más profundo de nuestro ser, y sólo aflora, como las ideas o los impulsos, en determinadas situaciones, momentos, circunstancias.

Comencemos. El principio aún nos espera.

Documento 1 (Variación primera)

Música alta, poca luz. La luna en lo alto, engañosa, brillante. En torno a mí se perfila la oscuridad de los objetos, inanimados, quietos. Documento 1 en la pantalla de mi ordenador. ¿El fin?

A veces las cosas nos sorprenden cuando menos nos lo esperamos; otras, en cambio, nunca llegan a sorprendernos por mucho que así lo pensemos.

Érase una vez una chica, tímida, de tez sonrosada y ojos color de mar. Caminaba lentamente ensimismada a lo largo de la playa, justo donde las pequeñas olas mueren irremediablemente, como un manto que se extiende y desaparece al instante. El agua apenas rozaba sus sandalias de cuero, endurecido por las tardes interminables junto aquel océano de misterios y de revelaciones. El horizonte, allá, infinito, se perfilaba tranquilo, anaranjado, ajeno a todo. Oscuro atardecer otoñal. Cada paso dejaba atrás una ligera huella rápidamente deshecha por la humedad. Cada paso era una idea más, floreciente en la pequeña cabeza de la joven de largos cabellos, rizados, mecidos por la suave brisa.

-No puede ser cierto. Estás mintiendo. No. Es imposible. ¿Lo entiendes? No.- Atravesó la sala en dos grandes zancadas y abandonó la habitación con un sonoro portazo. ¿Qué le impulsó a tomar semejante decisión? Nadie lo sabrá nunca…

Apartó la vista del horizonte y contempló las olas. Atenuadas, al parecer, por la noche, se perfilaban traicioneras, sedientas. Se detuvo. Un instante. Una decisión. Avanzó hacia ellas, desafiante. –No os tengo miedo- mintió. Primer paso; frío, viento, nubes cubriendo el cielo.

-No podrá hacerlo. Por favor, que no pueda hacerlo.- La vio, lejos. Gritó su nombre, pero la brisa deshizo sus palabras. Un segundo, el corazón se aceleró. Un instante, la mente en blanco. Comenzó a correr con todo su impulso y su rabia, desatada su furia interior, sin pensar, sin sentir.

Segundo paso, escalofrío. Recuerdos, variados, inconexos. ¿Felicidad? Quizá. –No te tengo miedo- Dijo de nuevo. Cierto, poco importaba el miedo en aquel momento; mejor apartarlo. Mirada atrás. Más recuerdos, confesiones, risas, llantos, secretos, preocupaciones.

Avanzaba veloz, adentrándose lentamente en la movediza arena, ausente. La incredulidad había dejado paso a la desesperación, verdadera fuente de conocimiento del ser humano. Sentía el profundo palpitar de la sangre en sus sienes, mientras continuaba imperturbable, salvando cada obstáculo oculto en la oscuridad.

Tercer paso. Nada. El agua cubría ya la mitad de su frágil cuerpo. Sí; estaba decidida. Habiendo superado lo más difícil, poco quedaba por hacer, dejarse llevar.

Cada vez más cerca. Sentía su presencia, oculta ahora a su vista por la noche, dentro, en el mar. Al alcanzar la orilla pronunció de nuevo su nombre. Nadie contestó. Elevó el tono.

Todo parecía demasiado fácil, volvieron. Volvieron los recuerdos y oyó su nombre, en tierra, cercano a ella. Se inquietó, pues nadie debía saber lo que estaba haciendo ni a dónde se dirigía. No respondió.

Tercera vez. Sabía que estaba ahí, en algún lugar. Se adentró algunos metros en él, y observó la luna, prácticamente oculta entre la bruma, un débil destello de claridad.

¿Sueños? Tal vez. Pero no ahora. La realidad se siente, y aquello era real. La habían descubierto.

Un movimiento, cerca. Cuarta vez, un susurro.-Por favor-.

-No- dijo.-Vete, este no es tu lugar-

-Este es el lugar que hoy he elegido. No te vayas-.

-Las cosas no son tan simples-.

-Déjame ir, al menos-.

-Márchate… Te lo pido-.

-Sabes que no me iré-

Existe una tercera posibilidad: Que las cosas, por mucho que las pensemos, o que no las esperemos, tiendan, ciertamente, hacia algo. Ese algo, misteriosamente, siempre ha estado presente en nosotros, oculto, en lo más profundo de nuestro ser, y sólo aflora, como las ideas o los impulsos, en determinadas situaciones, momentos, circunstancias.

Comencemos. El principio aún nos espera.