sábado, 26 de abril de 2008

Cortometraje

Existen rumores, tristes leyendas urbanas, que dicen que hubo un tiempo donde antes de ver tu película en el cine tenías el placer de contemplar un cortometraje, esto se remonta a tiempos pretéritos, cuando existía una molesta interrupción a mediados del film que provocaba una desvandada de espectadores para renovar sus bebidas y palomitas.

Cuentan las leyendas que en aquellos tiempos podías ver nuevas creaciones, aunque fuese insuficiente era lo que necesitaron algunos jóvenes cineastas para encontrar el prestigio posterior. Los tiempos cambian, la rentabilidad manda y ahora existen grandes bukets de palomitas para que no se te agoten entre disparos y coches volando.

lunes, 21 de abril de 2008

Tear down the wall!

Pink Floyd

The Trial

(Waters, Bob Ezrin)

Good morning, Worm your honor.
The crown will plainly show
The prisoner who now stands before you
Was caught red-handed showing feelings
Showing feelings of an almost human nature;
This will not do.
Call the schoolmaster!

I always said he'd come to no good
In the end your honor.
If they'd let me have my way I could
Have flayed him into shape.
But my hands were tied,
The bleeding hearts and artists
Let him get away with murder.
Let me hammer him today?

Crazy,
Toys in the attic I am crazy,
Truly gone fishing.
They must have taken my marbles away.
Crazy, toys in the attic he is crazy.

You little shit you're in it now,
I hope they throw away the key.
You should have talked to me more often
Than you did, but no!
You had to go
Your own way, have you broken any
Homes up lately?
Just five minutes, Worm your honor,
Him and Me, alone.

Baaaaaaaaaabe!
Come to mother baby, let me hold you
In my arms.
M'lud I never wanted him to
Get in any trouble.
Why'd he ever have to leave me?
Worm, your honor, let me take him home.

Crazy,
Over the rainbow, I am crazy,
Bars in the window.
There must have been a door there in the wall
When I came in.
Crazy, over the rainbow, he is crazy.

The evidence before the court is
Incontrivertable, there's no need for
The jury to retire.
In all my years of judging
I have never heard before
Of someone more deserving
Of the full penaltie of law.
The way you made them suffer,
Your exquisite wife and mother,
Fills me with the urge to defecate!
"Hey Judge! Shit on him!"
Since, my friend, you have revealed your
Deepest fear,
I sentence you to be exposed before
Your peers.
Tear down the wall!

lunes, 7 de abril de 2008

¿Y qué hay de los guardianes?

Lo de vigilar niños entre el centeno es ardua tarea. Requiere tener un gran conocimiento de todo lo que te rodea, ser paciente con aquellos que no quieren ser salvados y entrenar para hacerte cada vez más y más rápido, porque el número de niños en peligro aumentará día tras día, año tras año.

¡Pobres niños grandes! ¿Alguna vez se te ocurrió pensar lo que diferencia a unos de otros? Los niños juegan, aprenden, disfrutan. Los niños preguntan, investigan, prueban y nunca se arrepienten de haber hecho algo. Pueden ser felices con un caramelo y estar tristes si no encuentran a sus amigos en el parque. Por otro lado, los adultos... Un adulto es un niño que piensa que ya no lo es. Envuelto en su pedante burbuja de "experiencia" y "madurez".

Entonces podemos entender que lo de vigilar niños entre el centeno es mucho más complicado cuando se trata de los disfrazados de adulto. Cuando creen que saben más que tú y se sienten seguros en su ignorancia. Cuando piensan que lo han visto todo... Entonces llegan al precipicio.

En algunos lugares el "centeno" es bastante tupido. Si es difícil correr entre él o si no te permite ver más allá de tus narices: Peligro. Si el campo ha escogido por ti que camino debes seguir, si ese camino te confunde, si no te deja pensar con claridad: Peligro. En este caso el trabajo del guardián es verdaderamente complicado. No sólo tiene el problema de los niños grandes, también se le añade el del centeno tupido.

Muchos niños caen por el precipicio. Pero si caen es porque quieren. Después de hablar con todos ellos el guardián les deja decidir. Son libres, o al menos eso piensan ellos. Nadie es libre: somos esclavos de nosotros mismos, de nuestra mente. Y nuestra mente es débil. Cualquiera puede cambiártela. Incluso aunque no te des cuenta.

El precipicio es el final del camino. Cuando el guardián te salva, te devuelve al campo de centeno. Hasta el momento no hay ningún otro lugar donde te pueda llevar. Pero, inevitablemente, se siente triste. Sabe que tarde o temprano caerás. No puedes evitarlo... los niños, el centeno, ya sabes: así es la vida.


Well, Jenny’s a sweet young body, Jenny’s seldom dry,
Draggled her petticoatie, comin’ through the rye.
If a body meet a body comin’ through the rye,
If a body kiss a body, need a body cry?
All the lassies have their laddies, Nane they say, have I;
But all the laddies smile at me, Comin’ through the rye.
Well, Jenny’s a sweet young body, Jenny’s seldom dry,
Draggled her petticoatie, comin’ through the rye.
If a body meet a body, comin’ from the town,
If a body kiss a body, need a body frown?
If a body meet a body, comin’ from the glen,
If a body kiss a body, need a body ken?
If a body meet a body comin’ through the rye,
If a body catch a body, need a body cry?
All the lassies have their laddies, Nane they say, have I;
But all the laddies smile at me, Comin’ through the rye.


jueves, 3 de abril de 2008

Escribir

ESCRIBIR es un compromiso ético con uno mismo. Se puede escribir o describir. Describir está muy bien: los pájaros en el parque, el asesino que entrará a las diez de la noche, como para cenar. Describir es hacia fuera. Es entretener. Es jugar a las tramas, a los problemas y las soluciones, como un crucigrama. Escribir es otra cosa. Es un crucigrama sin solución, o con muchas, demasiadas, soluciones. Es seguir una imagen sin motivo, siga a esa chica, o mirar a una niña en la ventana de un piso alto. Es perseguir una palabra, exprimir una sensación con el cuchillo de cortar naranjas. Darse sobre el folio como sobre una cama. Escribir es el placer de siempre con el dolor de nunca. Es ser una voz y muchas voces. Es ser inocente como el poeta. Kafka no tiene nada que ver con Dan Brown. Son distintos, muy distintos. Hay novelas que describen y son muy entretenidas. Pero me quedo con los libros que se escriben, con James Joyce y Fernando Pessoa, con Julio Cortázar y William Faulkner. Con los que se ponen patas arriba para destrozar sus sentimientos. Con los forenses, con los mediums de mil y una voces, como el luso Lobo Antunes. Tiene razón el portugués cuando dice que quien practica esta literatura siempre hace el mismo libro: escribe y reescribe sin parar, sin respiro, con sudor y frío. Escribir es sacar ternura como conejos de una chistera, soñar en voz alta, arañar tiempo. Contar de esta manera es lo que siempre hizo ese cronopio mágico que jugaba a la Rayuela como nadie y cuyas fotos nos esperan en Santiago gracias a su primera y última mujer, la gallega Aurora. Y es que Cortázar, como Onetti, sólo escribía después de vivir, cuando sentía. Los dos eran incapaces de practicar la literatura con horario de oficina. Lo dijo Kafka: “Un libro ha de ser el hacha que rompa el mar helado de nuestra alma”.
César Casal González, La voz de Galicia. (1/oct/06)

miércoles, 2 de abril de 2008

¿Está?

Estaba triste. Se encontraba triste y sola. La oscuridad se abalanzaba sobre la pequeña luz de su escritorio. Carcomiéndola, poco a poco. Como si una fantasmagórica nada se cerniera sobre ella. Eso le asustaba. Pero también le daba fuerzas para continuar, para enfrentarse a su eterna página en blanco. Mis ideas… son tantas… tantas que no sé, que no tengo tiempo para retratarlas. Más de una vez sintió que al escribir a mano en su diario las ideas volaban con mucha más rapidez que su mano. Incluso escribiendo a ordenador, no dejaba todos sus pensamientos perfectamente plasmados. Siempre había flecos que quedaban colgando, siempre algo se le escapaba.

Entonces recordó algo que había leído hacía tiempo en un libro que hablaba de varios libros. Como un libro de viajes que habla de otros viajes, o un libro de aventuras que narra aventuras de otros personajes. Algo tan extraño como inquietante. Recordó que las historias, lo que uno escribe, a través del vuelo de un pájaro, a través de este simple recurso estilístico, son capaces de viajar de un lugar a otro mansamente, sin brusquedad.

Por tanto, intentó dejar volar su imaginación. Su mente. Se imaginó un gran pájaro. Algo parecido a un águila, con enormes plumas marrones. Sobrevolando un bosque, con unas picudas montañas nevadas… ¡Todo es tan jodidamente idílico! Quiero que vuele, quiero cambiar. Ese mismo pájaro la llevó a un hotel. Un hotel en la playa. Un hotel de paja y cáñamo en una playa tropical. Mierda. Otra vez es idílico. ¡Basta ya!

Entonces el hombre de la gabardina gris salió del portal amarillento. Mientras avanzaba por la acera, una paloma se posó lentamente delante de él. En otra ocasión, él hubiera pasado de largo, pero se paró. La paloma le miró a los ojos. Directamente. Luego ululó. Alto y fuerte. No había nadie más en la calle. O si había, poco importaba. El hombre dejó su maletín en el suelo, junto a una papelera. La paloma manchó de mierda la acera. Acto seguido alzó el vuelo y se alejó.

Menuda mierda de imitación de Sam Shepard, pensó ella.

Sabes, al final se me fue la pinza y no supe cómo parar. No importa. Eso no importa. ¿Entonces lo publico así? ¿Tal cual? Joder, seguía triste. Bueno, quizá algo más atenuado. Más leve. Odiaba la letra ñ. La letra ñ que aparecía en cada intento de colocar un jodido acento. Sí, así está bien.

martes, 1 de abril de 2008

Lollipop



Ante posibles replicas sólo diré: Me apetecia publicarla.