miércoles, 23 de enero de 2008

¿Periodismo?

El periodismo es la respuesta que da la sociedad a su necesidad intrínseca de información. Es, a su vez, garante de la democracia, siendo necesaria para su desarrollo la libertad de prensa. En principio defiende el sistema capitalista, cuya base social radica en la libre transmisión de los mensajes, sin importar el contenido del mismo.

Por tanto, pregunto lo siguiente: ¿Acaso no podría hacerse periodismo en otro sistema que no fuese el democrático? Y, por extensión, ¿podríamos concebir la libertad en un sistema que no garantice la libre circulación de mensajes?

Ambas preguntas son de difícil solución. Sin embargo, existe una cosa que me intriga aún más. ¿Por qué estudio periodismo? Si en definitiva se trata de la mejor herramienta con que cuenta el sistema para mantenerse, junto con el consumo y la educación deficiente.

Y ya, como última e inevitable pregunta existencial: ¿existe alguna manera de utilizar el periodismo como revulsivo contra el sistema?

Quizá lo más fácil fuera no plantearse tales preguntas, o simplemente aceptar que las cosas son como son y no pueden cambiar. Pero a mi eso me resulta imposible. No puedo dejar de pensar en ello. Cada minuto que pasa; cuanto más estudio y me sumerjo en este mundo.

Que la sociedad necesita información es cierto, pero, ¿qué tipo de información? Hoy en día la cosa está complicada. La prensa rosa campa a sus anchas, contaminando incluso a la prensa “seria”. En una sociedad ignorante, las noticias de sucesos contentan a bastante población. Cómo decirlo. Un remix cutre y mugriento del pan y toros de los siglos pasados. Por ejemplo, durante las dictaduras de Salazar, Franco, Hitler, Mussolini… la gran mayoría de los periódicos continuó editándose, aunque siempre bajo la censura y con informaciones light y totalmente destiladas.

¿Qué es más significativo? Que exista la censura previa y se condene abiertamente cierta ideología, o que la supuesta libertad se cobije bajo el escudo protector de la libre circulación de mensajes, y por tanto, libertad de prensa. Ambos sistemas son totalmente embaucadores. El primero, por zafio y bruto, podría llevarnos incluso hacia cierta compasión por los sistemas que lo mantienen. El segundo, mucho más sutil y dañino por su apariencia libertaria, se da en la inmensa mayoría de países desarrollados.

¿Libertad de prensa? Y una mierda. No existe libertad cuando los periodistas se ven obligados a hipotecarla frente a los grandes grupos mediáticos que controlan la información. ¿Cómo puede haber libertad si trabajo para un medio privado, con unos intereses económicos particulares –no altruistas, recordemos-? Al aceptar el contrato de un medio de comunicación estoy entregando mi supuesta libertad como ciudadano de decir lo que me venga en gana. Es impensable que un periódico publique determinadas informaciones que perjudiquen los intereses económicos de su grupo editor, o incluso, yéndonos al extremo, del sistema en el que vive, o, más bien, hace negocio.

Teniendo esto en cuenta, ¿existe alguna solución para que los periodistas podamos ejercer nuestra labor, que es informar a la gente con el objetivo de ofrecer la mayor objetividad y veracidad posible sobre los hechos noticiosos?

Se presentan dos vías posibles de actuación. En primer lugar, la elaboración de asociaciones de periodistas que por sus propios medios trabajen las fuentes y proporcionen información a una gran agencia de información estatal; y por otro, que el Estado gestione directamente a los periodistas como funcionarios trabajando en una corporación pública, y que éstos libremente se asocien para crear conjuntos de opinión agrupados en periódicos, radios, televisiones y publicaciones multimedia.


Será una idea ingenua posiblemente, pero llevo algún tiempo rumiándolo y por fin me he decidido a plasmarlo en papel (electrónico). Quedan demasiadas preguntas sin respuesta. Demasiados hilos colgando. En fin, quedan tantas cosas por pensar…

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