lunes, 21 de enero de 2008

Reflexiones inciertas. La ignorancia

-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.

A. Machado


(Conversación real, oída de pasada):


- ¿Cómo puedo llegar a X (no recuerdo el lugar)?

- ¿Ves la primera calle a la izquierda? Pues esa no. La siguiente. Tiras todo recto… bla, bla, bla…



Nuestro pan de cada día. De esta guisa le explica una tendera getafeña a un desconcertado inmigrante cómo llegar a vete tú a saber qué sitio. ¿A dónde queremos llegar, señores míos?

Ya no sé a qué atenerme cuando voy por la calle. ¿Ves la sabiduría popular? Pues esa no. La idiotez y mezquindad te asaltan por la espalda al menor descuido. Hay que tener cuidado para saber esquivarlas a tiempo.

Desde luego, yo no sé si es que la educación capitalista funciona excepcionalmente bien y somos todos más burros que los araos o qué coño pasa aquí. De verdad. Darse una vuelta un fin de semana por ahí puede dejarte secuelas psicológicas para toda la vida. De una forma u otra, todos los grupos sociales, ya sean ricos, pobres, clases medias, jóvenes, viejos, adultos, universitarios, graduados en FP, graduados en la calle, pokeros, heavies, punkies, hippies, pijos, mods……… tienen algo en común. El grado de intoxicación sistémica es abrumadoramente elevado.

¿Intoxicación sistémica? Cómo te lo explicaría. ¿Ves el sentido común? Pues ese no.

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