jueves, 10 de enero de 2008

Qué culto soy

El arte por el arte. Muchos cuadros juntos. En un edificio; su nombre: museo. Colas, entradas, detectores de metales, roperos. Dinero. Gente que paga por ver el “arte”. Los grandes autores. Se acercan, intercambian a lo sumo tres o cuatro palabras y se van. Cambian de cuadro. Se acercan, se alejan, leen el cartelito. –Estoy viendo arte –se dicen. Ego. Reconforta. Sensación de cultura. Clase media. Museo, cuadros… Dinero.

¿Qué nos pasa? ¿Es falta de educación? ¿Falta de principios? ¿No somos capaces de admirar el arte por gusto? La gente hoy por hoy va a los museos a lo que va, a aparentar. Como si el ir al museo del Prado o al Reina Sofía o a cualquier otro fuera no ya una convención social sino un espectáculo de bajo coste del que después se pueda hablar en sociedad. Es la cultura del “no me lo quiero perder”. Es una concepción efímera de la cultura que lo invade todo. Quiero ir, ver, estar, sentir antes de que… ¿Antes de qué? ¿Antes de que no me sirva para nada? Es incomprensible. Qué espera esta gente. Qué espero yo, que hago lo mismo que ellos. ¿Acaso me creo mas listo por llevar una libreta y apuntar como reacciona la gente? ¡Si yo reacciono igual! Yo soy parte de la masa. Una parte de la masa que observa al resto de la masa y anota su comportamiento masivo. Esa es mi actuación. No obstante, hay gente que no querría ir a esos sitios y sin embargo va. Y todo lo contrario. Es casi una cuestión del círculo social donde te encuentres. No vemos el arte antiguo de la misma forma que vemos el moderno. Entendemos el arte antiguo, o creemos entenderlo porque pensamos de aquella forma. El arte tiene la virtud de adelantarse a su tiempo. De ser un reflejo del futuro de una sociedad. Por eso yo veo Las Meninas y digo, anda ahí están, Las Meninas, qué bonito. Y eso se dice toda la gente. Un cuadro por encargo para una familia real. ¿Pero ahora? ¿Qué pasa con el arte actual? La gente no comprende. Yo, no comprendo. ¿Vivo atrapado en la cultura del siglo XVI?

También existe otro problema. En realidad no estamos preparados para entender el arte moderno. En un mundo sin sentimientos, qué nos puede ofrecer un trozo de tela con garabatos inconexos. A mi nada. La gente cultivada, aburguesada, suele disfrutar más del arte que la de clase baja. Tienen menos cosas de las que preocuparse, como por ejemplo vivir.

Párrafo nuevo. Veamos. ¿Por qué vamos a un museo? Si nadie fuera a los museos. ¿Iría yo? ¿Si me prohibieran entrar a los museos, protestaría? Si me obligaran a ir a los museos… ¿me negaría? ¿y que hay del arte callejero? ¿Es más arte un cuadro colgado en el museo que un graffiti? ¿O menos? ¿O el mismo pero menos valorado, o no valorado en absoluto? ¿Es el arte revolución? ¿Es el arte forma de expresión irreverente? El arte es trasgresor por naturaleza, intentar plasmar una realidad, un sentimiento.

Sí, creo que la concepción de arte ha ido cambiando a lo largo de los siglos. ¿De verdad Velázquez quería expresar algún sentimiento con Las Meninas? ¿Es ese cuadro menos arte que el Guernica de Picasso, pura expresión de rabia y dolor? Y sobre todo, ¿por qué somos tan cínicos? ¿No tenemos los seres humanos derecho al libre disfrute del arte? ¿Los artistas pintan para ganar dinero? ¿Por qué tiene más valor un trozo de lienzo con una firma que con otra? ¿No es el valor del arte meramente subjetivo? ¿Por qué se le pone un valor?

Pero es que esta no es la cuestión. ¿Entendemos un cuadro de verdad? ¿No deberíamos detenernos durante horas ante una pintura para estudiarla con profundidad y así poder entenderla?

Es un problema endémico. No puedo entrar libremente a ver el arte porque hay gente que entraría para llevárselo. Hay gente que entraría para llevárselo porque tiene valor. Tiene valor porque hay millonarios excéntricos y coleccionistas de arte y directores de museo que pagan millonadas por poseer determinado cuadro. Hay gente que paga millonadas porque… ¿por qué hay gente que tiene más dinero que otra?

¿Y si todos los cuadros fueran una copia? ¿Y si en ningún caso fueran el original? El caso es que nuestra percepción no cambiaria en absoluto porque no vamos al museo para adorar el arte, no nos interesa, no nos dice nada. La pintura ha perdido toda su capacidad de transmisión desde que está imbuida en el sistema. Está dentro y no puede ser transgresora. Por eso surgen los graffiti, el arte callejero. Como contestación, como nueva expresión del arte revolucionario.

El señor que mira un cuadro está alienado por cientos de miles de convenciones sociales y ve lo que quieren que vea, para que se lo cuente a quien quieren que se lo cuente y sea todo lo feliz que le dicen que sea.

Dinero.

Lo de siempre.

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